¿Te imaginas poder sentir que existe alguien a tu lado en quien puedes apoyarte cuando no sabes qué hacer o qué decidir?
¿Te imaginas poder sentir que existe alguien a tu lado que te da un abrazo cálido de contención en cada momento de dificultad o crisis?
¿Te imaginas poder sentir que existe alguien a tu lado que sabe escucharte cuando te sientes triste y que si le pides su opinión te confirma que siempre estás haciendo lo mejor que puedes?
¿Te imaginas poder sentir que existe alguien a tu lado que aunque falles no te juzga y más bien te invita a descubrir el aprendizaje que te puede ayudar a crecer?
¿Te imaginas poder sentir que existe alguien a tu lado que no se muestra superior o inferior a ti y te abre la puerta de tu interior para que aprecies la fuente de amor que eres?
¿Te imaginas poder sentir que existe alguien a tu lado que te da libertad, no se ofende si te alejas y sabe esperar con paciencia a que sea tu momento para retornar?
¿Te imaginas poder sentir que existe alguien a tu lado de quien recibes sugerencias para ir por tu camino de vida y a la vez respeta tu criterio de si quieres tomarlas o no?
¿Te imaginas poder sentir que existe alguien a tu lado que comprende todo lo que vives y a la vez te transmite la confianza que al final todo va a estar bien?
¿Te imaginas poder sentir que existe alguien a tu lado que es igual a como estar en casa?
¡Sentir a alguien así es mejor que ganar un gran premio!, ¿verdad que sí?
Bueno en realidad, todos ya hemos recibido ese gran premio de la vida porque quien reúne todas esas cualidades, y muchas más, es el don sagrado de la intuición.
Si sientes que tu conexión con la intuición te aporta algo adicional a las que mencioné anteriormente, me encantaría que lo compartieras conmigo haciendo clic aquí.
Ana María